Beatriz M.

Aproximadamente a los 18 meses nuestra hija, Beatriz, deja de crecer y de ganar peso. Inicialmente la pediatra lo achaca a un «freno» temporal, pero lo cierto es que la niña come mal desde pequeña, aunque a partir de introducirle los cereales es cuando empieza a vomitar con frecuencia y darla de comer se convierte en un suplicio. Además tiene cambios de humor repentinos y se irrita con facilidad, más todavía a la hora de comer. En junio de 2008 le hacemos una analítica donde ya da unos valores elevados en los marcadores de la Enfermedad Celiaca. La pediatra nos remite al Hospital Niño Jesús, de Madrid, donde la realizan una prueba para confirmar lo que temiamos. Sin esperar a los resultados la doctora nos garantiza que Beatriz es celiaca de grado 4. A partir de ahí comienza su vida sin gluten.

A partir de eliminar el gluten de la dieta comenzamos a notar varias cosas. Primero que la niña parece «más despierta». Ya no se enfada con tanta frecuencia y sonrie y se empieza a divertir en las comidas. A esto hay que añadir que comienza a crecer, tanto en peso como en talla, y en cuestión de tres meses se sitúa en ritmos de crecimiento normales.