Marcos R. 

A mi hijo le han diagnosticado la celiaquía hace dos meses. Siempre ha tenido una curva de peso baja (excepto cuando nació con casi 4 kilos) porque arrastraba un problema de reflujo hasta los siete meses. Como engordaba muy poco, el pediatra nos dijo que le echáramos cereales (con gluten) en todas las comidas, pero no había mejoría. Yo sabía que algo no iba bien, a pesar de que los pediatras nos dijeran que era así de delgado. La curva de peso era muy baja, no engordaba, no siempre pero muchas veces no tenía muy buen aspecto, comía muy poco, se despertaba mucho por las noches etc. En una de las constantes visitas a urgencias, por una diarrea ‘larga’, nos derivaron a pediatría, y a partir de ahí la confirmación a través de biopsia. Aún me siento bastante perdida, pues hasta ahora todo es muy controlable, papilla y puré, pero me asusta un poco la verdad pensar en el futuro próximo, sobre todo comer fuera e improvisar. Me siento muy identificada con otrso casos que he leído, porque yo también he dado palos de ciego, me he topado con pediatras ineptos y he tenido que soportar comentarios desafortunados de mucha gente, entre ellos, sobre la lactancia, que si mi leche no alimenta etc… pues aún le doy el pecho a mi hijo y estoy convencida de que es lo mejor. Me quedo con los comentarios de la OMS, de Carlos González y del área de Digestivo del hospital, que me han dicho que gracias a la lactancia el niño no se puso peor (supongo que es porque entre otras mil cosas la leche materna se digiere mejor).

Aún nos estamos recuperando. Mejor aspecto y color de piel, mejor carácter, muy probablemente más peso.